En la
actualidad, toda persona emprendedora y creativa de nuevas ideas innovadoras,
busca una gran rentabilidad con sus negocios;
no importa cómo sino en que periodo de tiempo (si es en un plazo menor,
mucho mejor!!!) y cuanto dinero se obtiene a favor.
Toda
actividad relacionada, directa y/o indirectamente, con el turismo debe tener en
cuenta no tan solo lo económico sino además, los impactos que pueden generar a
la sociedad. Desde los positivos hasta lo más negativos. Estos últimos,
favorecen a la destrucción de los bienes
que la naturaleza nos brinda, tales como la flora, la fauna y espacios verdes.
La recuperación de cada uno de los
ecosistemas es muy lento y, muchas veces, irreversible.
Por
ejemplo, quizás ser dueño de una empresa en donde mi principal soporte
económico sea “visitas a un atractivo turístico natural”, y sus bellos paisajes
y animales autóctonos sean los principales protagonistas; se debería tener en cuenta y ser consciente
de los efectos que el hombre ocasiona sobre el hábitat de los animales y
vegetales. Tal vez, incorporar visitas en cuatriciclos llamaría más la atención
de los turistas, y nuestras ganancias se incrementarían; pero no por mucho
tiempo, ya que lentamente los animales
se escaparían de la vista de los espectadores y el suelo verde se
caracterizaría por un fuerte pisoteo y pérdida de vida. Esto último, ya no
sería un atractivo para ningún turista o posible visitante. Por ello es
necesario, hacer una actividad turística organizada y capaz de ser sostenida en
el tiempo; que perdure de generación en generación.
Cada uno de
nosotros, siendo empresarios o no, debemos generar nuevas conductas tanto
ambientales como sociales, fundamentalmente en los habitantes de la comunidad.
Lograr en cada uno de ellos un sentimiento de valoración y pertenencia. Es
decir, “¡todo comienza por casa!”
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