Por Julieta Sequer
Alumna de Turismo de la UNPA-UARG
Es sabido que el turismo incluye una amplia variedad
de actividades para llamar la atención del turista, algunas de ellas pueden ser
realizadas de manera independiente y otras, como las excursiones o el turismo
aventura, requieren la asistencia de una persona idónea que se encargue de dar
las instrucciones necesarias, de imponer orden y de auxiliar en caso de
emergencias.
Esta persona, será el guía, el referente del grupo de
turistas, la persona a la que ellos acudirán para disipar sus dudas y
curiosidades. Es decir, que entre el guía y el turista, surge una relación que
debe cumplir con determinadas características, para el beneficio de ambas
partes y para lograr una grata experiencia.
Pero la labor del guía no se constituye sólo por
ello, si bien el guía es un líder, es importante que la actitud que éste adopte
para con el turista, no sea de superioridad, sino de igual a igual, sin olvidar
el respeto.
Una relación de igual a igual, permite que el turista
no tema en caso de duda, no se sienta excluido, haga preguntas sobre lo que
despierta su interés y que actúe con optimismo, respeto y obediencia. Todo esto
hará que el turista tenga una buena imagen tanto del lugar que ha visitado como
del perfil de los lugareños y también contribuirá a una experiencia amena que
el turista no sólo atesorará, sino que también podrá repetir y recomendar.
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